Ayer miércoles, se celebró el Día Mundial de la Salud. Fecha escogida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1948 con el fin de concienciar sobre las enfermedades mortales a nivel mundial, y la importancia de adoptar hábitos de vida saludables.
La COVID-19 ha puesto en jaque al mundo entero y esta crisis sanitaria está haciendo más patente las grandes desigualdades en cuestión de medios y tratamientos para las enfermedades que existen entre los países, y que una vez más perjudican a las poblaciones más pobres de nuestro planeta. Para intentar paliar estas diferencias y darles más visibilidad a nivel internacional, desde la OMS se lanza una campaña para celebrar el Día Mundial de la Salud con el lema “CONSTRUIR UN MUNDO MÁS JUSTO Y SALUDABLE”.
De estar forma y a través de este tipo de acciones, la Organización Mundial de la Salud pretende animar a los gobernantes de todo el mundo para que luchen contra estas desigualdades, evitando así situaciones injustas a las que hay que encontrar una solución.
Este año, y analizando las cifras que nos está dejando esta pandemia mundial, el Día Mundial de la Salud se ha planteado como un gran homenaje a todas esas personas que directa o indirectamente han luchado, y lo siguen haciendo, contra la COVID-19, sin olvidar que además de ella, existen aún una gran cantidad de enfermedades no erradicadas que deben poder tratarse en cualquier rincón del mundo sin excepción, apostando así por una asistencia sanitaria universal.
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