La imagen corporativa es un conjunto de creencias y actitudes que adquiere el público sobre una marca a raíz de diferentes factores y señales emitidas por la empresa. Esto logra que sea distinguida entre el resto de los competidores de su sector, apropiándose de un significado totalmente diferenciado y propio.
Es muy importante trabajar a fondo todos los elementos que conseguirán esta distinción, ya que vivimos tiempos en los que tenemos un gran abanico de oportunidades comunicativas y ya no depende únicamente de los productos y servicios que ofrece la empresa.
El nombre, logo, eslogan, colores corporativos, web, etc. son algunos de los factores que pueden calar más rápidamente en todo aquel que conozca la marca, al igual que la imagen en redes sociales, apps, venta online, newsletters… El marketing y la publicidad juegan un papel fundamental en la imagen corporativa que quiere transmitir una empresa.
El vínculo entre la marca y su público también depende en gran medida de la actitud con la que se afronta el día a día, por lo que es importantísimo que todas las personas que componen la empresa se encarguen de transmitir sus valores, especialmente los responsables de marketing, atención al cliente, relaciones públicas, recursos humanos y, sobre todo, dirección. Son la cara visible y más humanizada de una marca, por lo que tienen un alto cargo de responsabilidad.
Propagar una buena imagen corporativa de tu empresa conseguirá afinidad con el cliente, credibilidad, identificación rápida de los productos y servicios, aumentará el valor de la empresa, fortalecerá lazos y creará unos nuevos, etc.
Tan importante es transmitirlo como escuchar el feedback del público al que se dirige, que ayudará a evaluar y valorar si la imagen corporativa va bien encaminada o necesita algunos cambios. Al final, como dice el dicho, “el cliente siempre tiene la última palabra”.
La empresa tiene que permanecer en la mente del consumidor, y ahí es cuando empieza a existir de verdad.