Cualquier persona puede dirigir una empresa o departamento, pero para hacerlo de la forma más adecuada y eficiente, deben adquirir unas facultades y comportamientos que muy pocos llegan a comprender.
Existen tres características esenciales que son condición de líder, es decir, que se dan siempre en cualquier tipo de mandato y que determinan la calidad de la dirección:
- Relación: un buen jefe relaciona y se relaciona, tanto con las ideas, los objetivos, los recursos o lo más importante: las personas de dentro y fuera de la organización.
- Integración: debe favorecer la integración organizativa e integrar a las personas. Un buen líder sabe formar a su equipo, alinearlo y convertir los esfuerzos individuales en resultados comunes.
- Proyecto: crear realidades es otra de las características esenciales que debe adquirir. Hace que las cosas vayan por el buen camino, aporta personalidad y voluntades personales al proyecto que comparte con su equipo. Un mal jefe también provoca realidades, pero ni es consciente, ni sabe lo que quiere crear.
El jefe se convierte en un buen maestro, que hace mejorar a sus trabajadores y les motiva a seguir creciendo tanto personal como profesionalmente cada día.
Puede desempeñar un lazo esencial de conexión con el resto de la organización, asegurándose de que se cumplen todas las necesidades de la empresa con el fin de rendir correctamente. Se debe crear un buen ambiente en un entorno en el que las personas quieren trabajan en equipo y obtener grandes resultados.
Además, un líder nato debe influir de la siguiente manera:
- Mostrar interés y preocuparse por los empleados, transmitiéndoles que están protegidos y respaldados por sus superiores.
- Mantener diariamente una comunicación activa, siendo conscientes en todo momento del trabajo que se está realizando en la empresa por si necesitan refuerzo.
- Un buen líder incrementa los resultados de su equipo delegando tareas y estableciendo metas para cada miembro, transmitiendo confianza y aumentando la productividad.
- Felicitar por el trabajo bien hecho y por los buenos resultados, motivándoles a seguir trabajando y a crecer como profesionales.
En resumen, los trabajadores que gozan de un buen líder en su empresa suelen ser más felices, más productivos y obtienen mejores resultados.